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  • Karina Sosa Castañeda

Mi mapa


¿Cómo se confecciona un mapa? ¿Quién trazó el primer mapa? Revisando algunos libros encuentro mapas en los que un hombre (que representa a un dios) y bajo su vestido se extiende el mundo: redondo y lleno de símbolos que no comprendo porque pertenecen a otro tiempo.

Los primeros mapas fueron descripciones. Lo afirmo con tal certeza que parece real. Y al abrir un libro llamado Historia del mundo, mapa a mapa descubro que sí: los primeros mapas son dibujos estrambóticos o si vamos más atrás: crónicas, periplos, aventuras que rayaban en lo fantástico… o líneas, símbolos, grietas o relieves sobre piedras y cavernas.

El mapa es entonces un objeto de supervivencia.


Campo § ANDER AZPIRI



¿Dónde está el jardín que nos permita asir el alma? Es decir: ¿en dónde hay sitio para ser felices? En su “Mitología de las plantas”, el mitólogo Angelo de Gubernatis, nos habla de las flores como el símbolo supremo de la felicidad en la historia de la humanidad… pero también menciona a algunas hierbas o plantas de la discordia: “Se atribuye el siniestro poder de separar a los que se aman al beleño, a la verbena, a la virga pastoris”…

Hay días o épocas en las que pienso si en nuestro jardín, alguien lanzó accidentalmente o con toda intención, alguna semilla de la discordia, del odio, del encono.


Experimentar una ciudad es también habitar la desilución de ver cómo se desgasta un espacio que antes te hizo feliz. La ciudad que uno más ama, se convierte también en un jardín sucio, ruidoso y con montones de ceniza. Pero hay días en que el sol lo limpia todo, en que el agua vuelve a pasar por las angostas tuberías y al abrir la llave para refrescarnos la cara, descubrimos que no necesitamos nada más: nos queda el aire, aunque por momentos enturbiado, y el rumor de las aves hablando lejos de los ruidos de los otros… el infierno sí somos nosotros con nuestras fobias y nuestros odios.

Basta con volver a caminar para reconfigurar nuestro mapa. Tengo un contador de pasos en el teléfono y a veces me sorprendo al ver que di vueltas por la ciudad y caminé nueve kilómetros… Recuerdo el juego en el que, de niña, evitaba pisar rayas y daba brincos para pasar de un cuadro a otro. Ahora esquivo ciertas calles: porque son lúgubres para mi alma.



De la serie Afuera § ANDER AZPIRI



Así configuramos nuestros mapas:

He concluido, durante días y días de pensar en ese objeto que existe en diversas superficies: piedras, lienzos, papeles, pantallas, tierra cocida, agua o nubes, que un mapa es, además de todo lo otro, el rastro de un camino: las migas de pan de alguien que busca explorar el afuera, las piedras pisadas de quien quiere alejarse, los montones de yerba que alimentan a nuestros ojos.

¿Cómo elaboraría mi mapa? En ese artefacto movible y de superficies diversas, tendría que caber el papel de los libros que más amo, mi mapa tendría paredes por las que se cuelan yerbitas minúsculas, flores herbáceas. Mi mapa debería tener el sabor de un helado que probé por primera vez, una mañana de enero, en Roma, Italia. Un mapa que contenga las monedas que lancé a la fuente de Trevi para pedir volver muchas, muchas veces. Un mapa en el que el azul de una tarde tomando una cerveza frente al mar de La Habana, o el sonido de las ballenas en un viaje familiar. Un mapa en el que se puedan sentir las manos de Micaela, mi bisabuela, acariciándome el cabello, o la respiración de mi madre junto a mí en un hospital mientras no veo y estoy a punto de entrar a una cirugía. Un mapa que guarde las lágrimas derramadas en todos los momentos de despedidas dolorosas o el grito silencioso de euforia que contuve el día en que vi por primera vez un libro, que yo había escrito, impreso.

Un mapa que sea al mismo tiempo música, tacto, aroma, saliva, musgo, sed… Un mapa que sea deseo y que empiece en el cerebro de alguien que confecciona un texto… un mapa hecho con los dedos, es decir, un mapa de letras, símbolos y señales.

Un mapa de horror y de belleza.



De la serie Afuera § ANDER AZPIRI



 

Karina Sosa Castañeda es una escritora oaxaqueña que se inició en literatura a los veinte años, cuando comenzó a frecuentar la biblioteca pública del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) y a escribir para la revista Comején. Cofundó Zopilote Rey, revista de arte y literatura hoy convertida en editorial. La Editorial Almadía publicó su novela debut Caballo Fantasma, ganadora del Premio Amazon Primera Novela 2021.



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