Un libro cuidado puede ser también una invitación a cuidar y cuidarse. Es el caso que nos comparte la editora de Roza y Quema. Un elocuente testimonio sobre cómo los libros pueden enfrentar los discursos de odio y discriminación.
Colaborativas intercontinentales, no pandémicas § Cortesía Roza y Quema.
Hace 45 años, Tee Corinne salió del closet como lesbiana a través de un fanzine para colorear que incluía los coños de sus amantes y amigues; utilizándolo como herramienta para la reflexión, familiarización y empoderamiento de su cuerpo y el de sus compañeres. Corinne quiso mostrar cuerpos reales para contraponer el imaginario colectivo, muy ajeno a la realidad que ella vivía. Sin embargo, nada más lejos de la intención didáctica de la publicación, supuso un escándalo a la sociedad norteamericana que se vio incapaz de asumir como válida la intención de la artista. Sin embargo, Cunt Coloring Book pronto se volvió viral entre redes feministas, convirtiéndolo en todo un icono generacional.
Antes de crear Roza y Quema, formé parte de la editorial Ediciones Inestables. En esta editorial reproducíamos el zine de Tee Corinne, Cunt Coloring Book. Nos sorprendía cómo, copia a copia, después de más de medio siglo, seguía siendo un zine que la comunidad queer y feminista buscaba y valoraba. Con cada tiraje nuevo, las sonrisas causadas por el humor y la curiosidad casi culposa, me hacía preguntarme qué proceso podríamos fomentar para romper un poquito el tabú y conocernos, entre nosotres y hacia nuestros cuerpos.
Con el nacimiento de Roza y Quema, decidimos que todos los libros que generaríamos surgirían de un proceso colectivo y contendrían siempre coros de voces. La editorial nació en plena pandemia, por lo que me pareció que quizás, ante tanto aislamiento que vivíamos desde las comunidades queer y feministas, algunes amigues y compañeres les gustaría emprender un camino comunitario de conocimiento, encuentro y conversación. Y así fue, muches de las personas a les que se les invitó estaban viviendo con un aislamiento severo, cuidando de sus xadres y abueles, por lo que hallaron en este proceso una forma de conectar con elles mismes y con otras feministas.
Nos juntamos desde diferentes latitudes españolas y mexicanas para recoger la propuesta de Tee, encaminándola en el compartir colectivo. Nos propusimos abrir un espacio de escucha, de alivio emocional, donde acoger sin juicios ni expectativas. Lanzamos una convocatoria virtual en búsqueda de reflexiones, fotografías, dibujos, poéticas… sobre vulvas. En un principio, pensamos que sólo íbamos a recibir algunas palabras y con suerte, alguna fotografía de una compañera, pero un grupo de machos y un pequeño detalle hizo que la convocatoria se hiciera viral.
P.D.: Los genitales no son un indicador de género. Hay personas que tienen vulva y no son mujeres, al igual que hay mujeres sin vulva y otres no binaries.
Por un lado, cientos de machos se sintieron heridos y decidieron alertar a todas las mujeres que ninguna feminista les pediría nudes, y que se iban a poner en peligro si participaban. Otros, falo en mano, creyeron humillarnos al decirnos que las feministas estaban descarriadas y esto era algo totalmente innecesario, ridículo, de mal gusto y vicioso. Otros, quizás los mismos, decidieron atacarnos a nuestras cuentas personales y subir fotos de pitos a la convocatoria. Nada de esto nos importó mucho, pero si hirieron otras personas, que, con pucha en mano, también decidieron opinar y decir que sólo las mujeres tienen vulva y todo lo demás, es insignificante.
Lo que rodea a nuestras vulvas es un misterio. Censuradas, sexualizadas, estandarizadas… En nuestros imaginarios predomina una vulva rosada, de labios simétricos, pequeños y con un clítoris del tamaño de una lenteja. Poco pelo, firme y blanca piel que lo rodean. Por supuesto, no sangrante, ni hinchada. Ni herida. Ni violada. Creemos que este canon es la herencia del porno occidental, donde la mayor parte de trabajadorxs se operan la vulva para seguir este orden de belleza.
El tabú que la envuelve lo sentimos en la tremenda vergüenza y repulsión que existe hacia la menstruación, hacia la hipersexualización de los genitales, la vergüenza del paso del tiempo, la timidez a la hora de hablar de la masturbación, la inmensidad de violencia que recibe, el peso de la iglesia con su “fruto prohibido”, el machismo desde la medicina y la ciencia.
Al principio nos tomamos el tiempo para responder, tratar de establecer un diálogo… pero poco se puede hablar con los muros de papel de la masculinidad, la violencia terfa y la estrechez de mente. Ante nuestra sorpresa, comenzaron a llegarnos al correo, día a día, decenas de participaciones… Confesiones, recuerdos, y tantas otras ilustraciones, autorretratos, esculturas y fotografías. Al final de la convocatoria, 212 personas de toda Abya Yala y España, decidieron, a cambio de un compromiso de llevar al papel sus participaciones, formar parte de este proceso.
Contribuir a (re)descubrir lo censurado § Cortesía Roza y Quema.
Con mucho cariño y respeto les leímos y trasladamos al dibujo sus fotografías, al papel las confesiones y materializamos en un libro el encuentro de experiencias, sentires, dudas e incluso miedos y enfados. Desde la coherencia de nuestra propia iniciativa, creamos akelarre desde diferentes geografías para configurar la experiencia. Presentes: Roza y Quema, Bea Millón, María Torrero, Dairee Ramírez, el colectivo INVASORIX, Odette Fajardo y Samantha. Consideramos que el proyecto no se hubiera gestado de esta manera sin la multiplicidad de nuestras voces reunidas, sin los encuentros y sensaciones analizadas, sin nuestras reflexiones compartidas.
Las seis personas que nos dedicamos a pasarlas al dibujo, sentimos lo mismo. Vergüenza. Un sentimiento de estar vulnerando la intimidad de alguien, cuando todas esas vulvas llegaron a nosotres de forma totalmente consensuada y con cariño. Casi como si les estuviéramos violentando… Y esto se debe a lo invisibilizadas y ocultadas que están en nuestro imaginario. Nos maravillamos de ver texturas, colores, tamaños, heridas, sangre… hallamos en la diversidad un apapacho de reconocernos diferentes y únicas a la vez. Sin asco, sin vergüenza, sabiendo que los estándares de belleza sólo nos separan de amarnos, hacia nosotres mismes y hacia les demás.
En Vulvas para colorear nos reafirmamos desde nuestras experiencias y los comentarios recibidos, en el abismo de conocimiento de nuestras puchas. Son pocos los referentes de nuestros genitales en la cotidianeidad y casi ni contemplamos que existe una diversidad de vulvas. De igual manera, encontramos en común que las experiencias en la infancia y adolescencia nos marcan durante gran parte de nuestro desarrollo emocional y sexual ¿Y saben qué? Nos impactó tanto recibir sus vivencias y espejearnos en las múltiples violencias que nos atraviesan en este mundo patriarcal.
Encontramos en tantas voces que las agresiones y el desconocimiento son comunes y que, a pesar de nuestros diferentes orígenes, compartimos una serie de mandatos sobre la belleza, la sexualidad y el placer que han sido impuestos sobre nuestros cuerpos. Pero a su vez encontramos en el humor y la picardía una rebeldía que desafía todas esas normas, así como una complicidad con los cuerpos de otres con la que nos vamos descubriendo y autocoñociéndonos.
De todo este proceso, aprendimos tanto sobre nuestras cuerpas…. Agradecimos tanto que tantes desconocides decidieran compartir sus fotografías y sentires, aun cuando constantemente somos atacades por mostrarnos. Esas experiencias nos trasladan que el conocimiento de nuestros cuerpos y el comienzo de la sanación ha llegado a nosotres por otras vías: estamos construyendo caminos fuera esta formalidad impuesta. Y nuestros cuerpos, son ingobernables.
Dispositivo en distintos formatos en Internet Archive § Cortesía Roza y Quema.
Este proyecto, es una muestra de una pedagogía horizontal, sin necesidad de llegar a un saber único, ni a un fin particular. No pretendemos buscar conclusiones, sino ampliar la red de propuestas colectivas. No es un libro de razón científica, ni de Verdades con mayúscula. Este es un espacio en el que buscamos circular los conocimientos y desconocimientos que nuestros cuerpos nos han permitido aprender. Buscamos dar espacio a nuestras voces, a la sabiduría que albergan nuestras experiencias.
La materialización de Vulvas para colorear ejemplifica cómo el compartir entre nosotres, de forma autónoma y autogestionada continúa siendo el mecanismo contra la homogeneización de nuestras vidas. En la primera presentación, se conectaron más de 400 personas desde todos los rincones del mundo. Nos animó a seguir creyendo en la pluralidad, dada la confianza y la vulnerabilidad que nos transmitieron tantas personas. Entre todes, hemos vuelto a poner de manifiesto que compartir en común sigue siendo la herramienta de lucha que nos impulsa a repensar nuestras vivencias y creencias.
Les invitamos a que se adentren en la diversidad de imágenes y vivencias expresadas y compartan las emociones generadas con su propio akelarre. Puedes descargar el libro en línea, pero también buscarlo por su librería disidente más cercana.
Cuidémonos, sanemos
y resurjamos entre todes.
Bea Millón es artista visual, editora e investigadora, reside actualmente en la Ciudad de México desde donde dirige la editorial independiente Roza y Quema y colabora con organizaciones que trabajan por la defensa de los bienes naturales. Su trabajo aborda y reformula las relaciones con el territorio; a través del análisis y la colaboración entre diversos agentes acciona proyectos en diálogo con realidades corporales, materiales, y ambientales. Transita entre la práctica artística comprometida con conflictos socio-ambientales y trazar vínculos con lo no-humano.
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