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Vasijas que se rompen, vasijas que resuenan



Daniela y Elena Solís son artistas multidisciplinares. En sus obras confluye la voz, la materia y el movimiento. En relación con sus espectadores, las piezas de estas hermanas tejen un diálogo que se abre camino a través de las heridas y los traumas, y saca a la superficie el dolor de todo aquello que no ha sanado. De tal manera que su trabajo es expresión y voluntad de reparar aquello que se ha roto: arte expandido, terapia colectiva, conversación y juego.

En esta ocasión, a propósito de la presentación de Las Vasijas Tienen un Hueco (Daniela Solís), y de El Trauma de ser Vasija (Elena Solís), —realizada en el marco de la exposición Hijas de Vasija, Vasija de tu Madre, en El Engaño Casa-Cerámica —compartimos el registro documental de estas piezas, así como una entrevista con Daniela y Elena.


1. ¿Cómo comenzó el proceso de Las Vasijas tienen un Hueco y El Trauma de ser Vasija?


Daniela: Para mí comenzó en la conceptualización de la vasija: pensar en cómo se vinculaba con mi experiencia de vida, dónde había un lugar y un espacio para el concepto de vasija. Y ya teniéndolo claro pasé a buscar los medios para expresarlo.


Elena: La idea comenzó como una reflexión personal sobre la expresión de mi género dentro de la narrativa social y la estructura heteronormativa, en donde las mujeres fungen como contenedores para sus parejas, amistades y familiares. Esta costumbre aprendida y arraigada se siente como una herida profunda, un trauma. De ahí surgió la idea de realizar un video con la acción de ruptura sobre la forma que yo le daba a mi trauma: la vasija.

Sin embargo, cuando salió la convocatoria y decidí participar, sentí que había algo comunitario que se rompía con la dinámica del espectador frente a una imagen, lo que parecía incorrecto, ya que mi propia liberación se ha dado gracias a las mujeres que me rodean; de ahí surgió la necesidad de producir una performance colectiva que acumulara esos momentos de catarsis.


2. ¿Cómo funcionan las relaciones entre palabra, materia y espacio?


Daniela: La relación entre estas tres cosas está en la expresión, en el pronunciamiento de una idea, una verdad, un deseo o concepto; la palabra se materializa en la voz (en sonido), y cuando el sonido sale de nuestras bocas entonces ocupa el espacio como energía, y al usar la palabra entonces ocupamos el espacio discursivamente. El sonido y la voz son formas expansivas de ser.


Elena: Creo que hay una función del lenguaje en el arte que se manifiesta de distintas formas; en resumen, esa función sería comunicar las ideas, ya sea porque la misma pieza no lo hace obvio y se requiere una descripción o justificación o porque orienta el sentido de la pieza y su propia expresión. Para mí la literalidad o la intención de ser clara con lo que deseo expresar en mis piezas es muy importante, porque la necesidad de decir algo es una forma de saber lo que se quiere decir. Vasija es una palabra llena de historia y una muy fácil de traducir a la forma, en su literalidad; así sucesivamente la ruptura es un acción muy literal. Para mí esa relación entre palabra, materia y espacio se basa en las intenciones de la pieza, ya que es a partir de ahí que las palabras, la materia y el espacio van a definirse en torno a la necesidad de expresar lo que deseo decir.


3. ¿Cuál ha sido la respuesta de lxs espectadores y cómo se vinculan con el performance y las piezas?


Daniela: Creo que la forma de vincularse es distinta en cada pieza, supongo que en ambas existe este vínculo referencial en donde las personas pueden sentirse identificadas por su propia experiencia. Ambas piezas son muy directas y claras en tanto a lo que quieren expresar y creo que eso ayuda a que haya un vínculo más inmediato. Quizá por esto la respuesta fue muy emotiva; pienso que de verdad hubo conexiones personales con los conceptos, las palabras y las historias con las que trabajamos.


Elena: Fue muy relevante para mi pieza, ya que tenía la necesidad de la expresión colaborativa, y si es posible juzgarla diría que fue un éxito: todas las vasijas que hice se rompieron. Muchas mujeres disfrutaron de la acción de romper sus vasijas y se obtuvo una recopilación hermosa de registros de vasijas rompiéndose. Creo que lo bonito de esta pieza es que no me pertenece como narrativa personal; les pertenece a las identidades-mujeres, les pertenece porque la ruptura de la narrativa de género la hacemos todas, cada una reconociendo que es suyo y que es impuesto, cada una rompiendo con las dinámicas de contención desequilibrada en nuestras relaciones interpersonales.


4. ¿Qué características encuentran en el barro y en los materiales que emplean para trabajar?


Daniela: En lo personal, y hablaré específicamente de mí pieza Las vasijas tienen un hueco, es la primera vez que trabajo con barro y realmente no hice un ejercicio de construcción con barro, sino que utilicé una vasija de barro que ya tenía, y, como estoy hablando de una pieza de poesía sonora, el barro como materia se relaciona directamente al sonido que viene de ahí, de la vasija microfoneada, del eco en sus paredes de barro. Creo que el barro como material es muy cálido: la sensación del barro es casa, es tierra y es posibilidad.


Elena: El barro es uno de los materiales más alquímicos que existen, pasan de polvo a masa plástica a dureza simple y a dureza impenetrable. Esto permite utilizarlo en múltiples funciones en la expresión artística. En el caso de El trauma de ser vasija decidí utilizar la pasta seca sin cocer ya que terminaría todo en retazos y polvo, y la reutilización es importante para mí por el hecho de que la cerámica es una labor con alto impacto ambiental.


5. Podrían abundar en la noción de hueco y trauma, respectivamente.


Daniela: Hueco: creo que el hueco es un espacio transitorio; digo transitorio porque siempre está en la posibilidad de ser llenado o vaciado (medio lleno y medio vacío). El hueco, en relación a la pieza Las vasijas tienen un hueco, hace referencia a un espacio interno, a algo que es propio y que al ser propio se puede acceder sólo con una invitación o con permiso. En Las vasijas tienen un hueco hablo precisamente de los momentos en los que ese hueco se trasgrede, cuando los espacios personales son invadidos o tomados desde el abuso físico o emocional.


Elena: El trauma ubica las razones por las cuales tenemos actitudes tóxicas de forma casi automática, es decir: actitudes que nacen del miedo o el rechazo irracional a aquello que consideramos que nos puede hacer daño. Creo que El trauma de ser vasija, nace de la consideración de que —a pesar de darme cuenta de que fungo como un contenedor para mis amigos, parejas hombres o familiares hombres— existe un terror al abandono. De ahí el deseo de romperlo; de ahí, el deseo de romperlo juntas.


Aquí el registro en video de Las vasijas tienen un hueco y El trauma de ser vasija:


  1. Las vasijas tienen un hueco


2. El trauma de ser vasija y mujeres rompiendo vasijas





Imágenes y videos: cortesía de Elena y Daniela Solís

 

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