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  • Alejandra Quiroz Hernández

Hiphop en la biblioteca


En la última década, las bibliotecas públicas han integrado actividades como conciertos, recitales y el préstamo de instrumentos musicales a su programación habitual. Esto tiene que ver tanto con la actualización y mejora de sus servicios como con el interés de ofrecer diferentes experiencias a sus comunidades. Como la biblioteca es la sorpresa organizada, no podía faltar un programa dedicado al hiphop, género musical que cumple 50 años de haber irrumpido en los estéreos y las calles neoyorquinas para extenderse al resto del mundo. Esta es una subcultura que integra palabra, cuerpo, ritmo y gráfica para hacerse presente.


 

En 2015, la Biblioteca Pública de Queens (QPL) lanzó el programa de hiphop, coordinado por el legendario Ralph McDaniels (RM), productor de videos musicales. Junto a Lionel C. Martin, creó en 1983 Video Music Box , un programa de televisión que se caracterizó por ser el primero en transmitir videos de hiphop, así como en realizar sus grabaciones directamente en las locaciones de conciertos y eventos relacionados.


La primera vez que Ralph participó en una actividad de la QPL fue en la sede de Far Rockaway, la cual abre en horarios específicos y cuenta con un programa extracurricular para estudiantes. Tras su intervención, Kim McNeil-Capers, directora de participación comunitaria en la QPL, le contó que estaban tratando de crear un programa de hiphop en la biblioteca. Intercambiaron algunas ideas sobre el contenido: desde DJ 101, talleres de breakdance, baile hiphop, grafiti, así como charlas de libros de artistas de hiphop, o autores relacionados.


Después de un tiempo, Kim volvió a contactar a Ralph para contarle que había una vacante disponible para coordinar el programa. Aunque ella le pedía alguna recomendación, Ralph se interesó en el puesto. Le advirtió que no tendría un salario alto y que el puesto consistía en implementar un programa de actividades en la red de bibliotecas de Queens.


Ralph McDaniels § Cortesía.

Ralph estaba convencido de que esta era una oportunidad única. Reconoció de inmediato la importancia de que instituciones como la biblioteca pública implementaran este tipo de programas porque los jóvenes las frecuentan. Podría convertirse en un espacio donde informarse y aprender sobre el género que están escuchando todo el tiempo.


Una vez contratado, el primer desafío implicó conseguir un presupuesto para el programa. Sostuvo conversaciones con diferentes departamentos que pudieran ceder algo de dinero para las actividades. Esto implicaba explicar el objetivo del programa y convencer a los colegas de que era una buena idea. Cuando los jóvenes comenzaron a asistir a las actividades, reconocieron su impacto positivo en la comunidad. A partir de ello, desde la QPL desarrollaron una línea presupuestaria exclusiva a fin de extender el programa a otras sedes de la red.


Ralph cuenta que a menudo sus colegas de la escena musical se extrañan de su trabajo en la biblioteca. Poco a poco ha logrado llevar a diferentes expertos, así como músicos y artistas del hiphop que responden a la invitación con algo de sospecha, inseguros de la idoneidad de su participación.


El sentido de semejante programa es evidente para él, dice:

Las bibliotecas se tratan de libros, los libros se tratan de palabras: el hiphop usa más palabras que cualquier otro género musical. ¿Cómo puedo empezar a relacionar eso con las personas con las que trabajo y con los jóvenes? Así que nos sentábamos y hablábamos de palabras, ¿cuáles son las palabras que podemos usar para lo que quieras crear? Lo relacionamos con la biblioteca porque es el lugar donde puedes obtener información. Se dan cuenta de que esta forma de arte que aman está relacionada con otros temas que tal vez no les interesen demasiado”.

Generalmente, las actividades del programa se realizan en la biblioteca central. Entre las tareas de Ralph se encuentra detectar si alguna actividad podría ofertarse en otra de las sedes. Para ello visita la sede en cuestión, pasa tiempo en ella para ver qué hacen los usuarios y cómo funcionaría la actividad para esa comunidad en específico. También debe conversar con el jefe o encargado de la programación a fin de sondear todo lo necesario para que la actividad funcione.



Queens es una localidad que concentra población muy diversa, como ocurre frecuentemente en Estados Unidos. Ralph cuenta que en las distintas sedes ha llegado a tener raperos peruanos, ecuatorianos y mexicanos, un esfuerzo significativo en una biblioteca que reconoce el valor del bilingüismo. También tuvo un músico filipino en la sede de Flushing Queens, donde al inicio se mostraron escépticos respecto al programa de hiphop. Por tratarse de un barrio asiático, la respuesta fue favorable. “Lo importante es reconocer a qué comunidad te diriges y llevar la programación ideal para ella”, asegura.


Antes de la pandemia, la QPL exhibía A Cypher in Queens, una exposición que tenía las esculturas de Jam Master Jay, Phife Dawg y Prodigy, tres artistas que habían fallecido, todos ellos de Queens. Querían mostrar a los artistas de hip-hop que la comunidad podía relacionarse con ellos de manera positiva.


A Cypher in Queens (2018), esculturas de audio ahora en el interior de la biblioteca § Cortesía QPL.


Sherwin Banfield fue el artista que creó las esculturas de casi tres metros de altura. Realizar una exhibición de esculturas en la biblioteca fue inesperado. Los jóvenes asistieron para maravillarse con esas esculturas tan altas. Cada uno tenía música que se podía escuchar con auriculares inalámbricos. Run DMC, Mobb Deep, A Tribe Called Quest fueron algunos de los músicos disponibles. Eso sí, para tomar en préstamo los audífonos, los interesados debían contar con una credencial de la biblioteca. Así fue como el programa también contribuyó al crecimiento de otros servicios bibliotecarios.


Entre los logros del programa, Ralph destaca la inesperada colaboración con la casa de subastas de Sotheby's. En el año 2019 los contactaron para ser beneficiarios de una parte de las ganancias percibidas por una subasta con temática de hiphop. Entre los objetos subastados destacaba la icónica corona que utilizó el fallecido rapero Notorious B.I.G. en una sesión fotográfica de 1997. Ralph se sorprendió de la decisión que agradó a todo el equipo de la QLP. Provocó que la biblioteca fuera tema de conversación en los medios de comunicación locales, así como abrirles puertas para otras oportunidades con aliados potenciales.


Como parte de las actividades, la biblioteca colabora con diferentes instituciones y socios. Un laboratorio de tecnología contribuye con el equipo y software para creación de ritmos y producción musical. Una escuela de baile hiphop ofrece cinco ciclos de talleres a lo largo del año. Además, cuenta con la flexibilidad de realizar actividades en ubicaciones alternas a las sedes de la red de bibliotecas.


Celebración en la en la QPL por los 50 años del hiphop.




Si te interesa desarrollar un programa de hiphop o de cualquier otro género musical que sea relevante en tu comunidad, Ralph recomienda:

* Haz que el personal, no solo la gerencia, crea en el programa.

* Sé paciente: explica el programa cuantas veces sea necesario; hazlo con detalle y sé claro con las expectativas.

* Destaca la importancia de contar con un presupuesto para las actividades.

* Ten claro que este tipo de programas buscan impactar en otros servicios de la biblioteca. Innovar en la oferta implica crecer en credencialización, préstamos, visitas.

* Un programa específico puede atraer una audiencia que aún no frecuenta la biblioteca.

* Comunica las actividades con anticipación suficiente y por todos los medios posibles.

* Opta por programar eventos musicales hacia las últimas horas de operación de la biblioteca, así no interrumpes las actividades de otros usuarios.


Agradecimiento especial a Ewa Kern-Jedrychowska, Subdirectora de Comunicaciones de la Biblioteca Pública de Queens, por la gestión para hacer posible la entrevista sobre la que se redactó este texto.


 

Alejandra Quiroz Hernández (1986). Bibliotecaria. Ha sido docente de educación básica y bibliotecaria escolar. De 2016 a 2018 coordinó los Servicios Educativos de la Biblioteca Vasconcelos (CDMX), donde ensayó otras formas de hacer biblioteca en México. Actualmente es consultora independiente sobre primera infancia, bibliotecas, participación infantil y estudios de género así como editora de álbum ilustrado.



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