Muchas cosas han pasado en estos meses singulares.
La calle se convirtió en una zona de riesgo. Pero también en un espacio
para experimentar y divertirse, para jugar con diversas posibilidades de
incidencia en el diálogo y la conversación pública de una manera diversa a
lo que sucede en las redes sociales, esas que suponemos que tienen
una incidencia universal y dejan mucho y a muchos fuera.
Eso es al menos lo que se ha propuesto la Brigada 20_20.
Ellas y ellos son artistas de diversas zonas de México. Cuando comenzó la
pandemia se reunieron para conversar sobre los desafíos que enfrentaban
como artistas y ciudadanos.
Habían tenido antes preocupaciones sociales, aun si eso no las abordaban
directamente. Con la pandemia se formularon colectivamente preguntas
acerca del potencial del arte y el papel del artista en la sociedad. Viejas
preguntas, que incentivan a veces respuestas nuevas. Ellos se
propusieron explorar, experimentando formas de integrar imágenes y
textos, escuchar y hacer escuchar, recuperando técnicas gráficas
populares, usadas en la propaganda política y la publicidad antaño.
La dinámica fue simple, ante el confinamiento obligado, cada artista
sostuvo una o varias charlas con personas cercanas. A partir de
preguntas simples como: ¿Cuál ha sido tu percepción de la pandemia?
¿Cómo va el trabajo? ¿Cómo te has sentido? ¿Cómo ha modificado tu día
a día la pandemia? o ¿Qué has notado que cambió en tu comunidad?,
recogieron palabras y vivencias de una población muy diversa: el señor de
una tiendita, vendedores ambulantes, amigos, amigas, familiares, abuelas,
tías, tíos, primos, trabajadores del sector salud (enfermeras/os y
doctoras/es), niñas y niños. Algunos hablaron con abuelas y abuelos de diferentes comunidades, a los que les pidieron consejos para la humanidad
en estos tiempos de confinamiento.
Luego se propusieron dialogar con ellas y hacerlas resonar. Las y los
artistas de la Brigada 20_20 diseñaron carteles que integraban las frases,
en un ejercicio de escucha, pero también de creación colectiva. Cada
cartel incluye tanto el nombre como el oficio o profesión de quien la
compartió.
No sólo se trata de una obra. También es un proceso de construcción de
comunidad. Cada cartel conlleva una experiencia significativa, tanto de
diálogo en la calle (incidental o planeado) como de trabajo en equipo para
su materialización.
Reconocen que una de las experiencias más enriquecedoras fue escuchar
las palabras que aportaron para estos tiempos de cambio planetario las
abuelas medicina y abuelos de conocimiento, tratar de asimilar sus
sabidurías con paciencia y humildad, sin el filtro preconfigurado que
traemos los ciudadanos de nuestras ciudades aceleradas.
Primero pegaron los carteles cerca de los lugares donde vivían los artistas gráficos o quienes ellos habían escuchado. Pero también identificaron otros espacios transitados o lugares que tienen alto nivel de contagio. Las palabras no solo retornan enriquecidas a quienes las emitieron, circulan, buscan iluminar oportunidades de reconocimiento.
La idea es convertir a la calle también en un espacio de deseo para la acción (precavida) individual o conjunta. Para ellos el deseo siempre es poético y político.
Tienen claro que las implicaciones están por verse aún, pero les gusta
pensar que su proyecto va por ese camino. Y se proponen seguir
explorando e intentar divertirse ante lo que está por venir, sobre la nueva normalidad, el nuevo orden, el cambio de época o como se le quiera
llamar.
Nos dicen que lo que está ocurriendo actualmente ya es muy complicado
como para hacerlo sin alegría y sin diversión, la alegría es subversiva y
creemos que en conjunto lo es más.
Aquí puedes imprimir un cartel y pegarlo en el muro que desees.
Si se te antoja, puedes hacerles llegar alguna frase tuya o que hayas
escuchado. Aunque sea un arte callejero, puede iluminar las zonas más
íntimas, esas de las que nadie habla.
Mapa con los lugares donde se han colocado carteles de Brigada 20_20.
Te pueden interesar:
コメント