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  • Tere López Avedoy

Arando lecturas en el Valle de San Quintín


Con esta entrada Jardín Lac inicia un diálogo-mapeo con mediadores y otros proyectos independientes de lectura, ciencia, arte, educación y bibliotecas. Hay algo que no está en los papeles, lejano a los acervos. Ocurren cosas. Escuchar y aprender de las experiencias de otros nos enriquece, pues no aramos solos. 


Jardín Botánico de San Quintín (Baja California). § CARLOS BRAVO



Arando lecturas en el Valle de San Quintín: una bióloga en el jardín de lo social



Hasta inicios de 2020, Susana Alfaro era la responsable del área de Educación y Comunidad del Jardín Botánico de San Quintín, del que es cofundadora, un proyecto de investigación situada y de socialización del conocimiento, en el Valle de San Quintín, en la costa noroeste de México. El Valle es un sitio generoso y arduo; cuenta con una baja densidad habitacional, fértiles campos rodeados de zonas áridas y semiáridas, y se caracteriza por una intensa actividad de agroexportación sostenida por la migración indígena, así como por actividades pesqueras y en menor medida, turísticas. 

El Jardín Botánico cuenta con distintos programas y proyectos, entre ellos los de observación de aves, reforestación, reciclaje urbano y manejo de reservas naturales. Cuenta con la biblioteca digital BioBC, especializada en temas de ciencias biológicas y ambientales de la Península (Baja California y Baja California Sur), y con una Sala de Lectura creada por Susana, quien, como otros mediadores de lectura de la región, salía durante su labor a diferentes puntos del Valle a la búsqueda y encuentro de distintos lectores. 

Bióloga de formación con estudios de posgrado en el manejo de zonas áridas, Susana decidió darle vuelta a los acervos (informes, tesis e investigaciones) y salió a deambular para escuchar y observar en distintos espacios del Valle. Nos comparte su experiencia como diseñadora de programas del Jardín y como mediadora de lectura, labor que ella entiende como parte de los procesos vitales para nuestra relación con el entorno natural y construido.


Viajé a San Quintín para trabajos esporádicos durante 2015 y al año siguiente fui invitada por unos amigos a colaborar en proyectos de conservación de plantas nativas. Nuestra idea era generar comunicación con la sociedad y uno de nuestros proyectos fue el programa Lectura del Jardín Botánico, con la intención de que la gente adquiriera o aprendiera a buscar información y mejorara el entendimiento de los procesos ecológicos para un uso más armonioso de la naturaleza. Es el propio objetivo del Jardín Botánico: ser promotores del conocimiento y entendimiento de la naturaleza. 

Nos dimos cuenta que necesitábamos saber cómo estaba la población, si la información sobre naturaleza estaba disponible, si le interesaba o no recibirla. Necesitábamos saber cómo era el territorio para saber cuál era el paso que teníamos que dar. 

El trabajo social es un proceso lento que requiere de una fase de diagnóstico que no es rápida, que no es cualquier cosa. Si no se hace bien un diagnóstico, no se hace bien todo lo demás; no se debe tomar a la ligera, aunque generalmente lo entendemos como un “tiempo perdido”, un tiempo que nos quita energía para actuar. Pero no está bien actuar a ciegas. 

Una vista del muy extenso municipio de San Quintín (Baja California). § CARLOS BRAVO

Observación y escucha para la siembra 

El primer año lo dediqué al proceso de adquirir “conocimiento comunitario”: ir a eventos en el valle, visitar espacios de reunión social como los típicos globos [mercados de objetos de segunda mano], subirme al microbús a observar, ir a reuniones en colonias y darme cuenta de cómo funcionaba la parte colectiva, en qué estado se encontraba la población en cuanto a información, por ejemplo, de políticas públicas, o su conocimiento sobre naturaleza. 

Yo exploro la ecología humana, que es la relación del hombre y su ambiente, entonces tengo afinidad por observar las interacciones que se generan entre el ser humano y la naturaleza, en lo cotidiano. Tomé notas durante todo un año, hice mis diagnósticos.

La mayoría de los migrantes en San Quintín son personas que no han terminado la primaria, son jornaleros indígenas expuestos a trabajos muy riesgosos por el uso extensivo de pesticidas en los campos agroindustriales. Muchos niños no van a la escuela y hay una gran necesidad de espacios de cuidado porque sus papás y hermanos mayores están trabajando. La escuela rural también tiene sus propios conflictos: políticos, culturales, carencia de recursos materiales...

Actividades desde un espacio como el Jardín Botánico 

En el Jardín Botánico de San Quintín las actividades no estaban burocratizadas, a diferencia de otros programas de lectura que quieren contabilizar, ser muy constantes con los números de las personas que asisten. Creo que un mediador de lectura, un promotor de la lectura, debe entender que la lectura es un proceso en el que tienes que darte la oportunidad de conocer los intereses del lector, los temas que le interesan y apoyarle para que vaya ampliando su abanico de opciones. Das el soporte para que encuentren el camino y empiecen a cultivar en ellos mismos la lectura. Por lo mismo, yo no partía de un programa previo de lecturas sino de las propias sesiones, de lo que allí se generaba.


En alguna ocasión tuve una reunión en la que terminamos sólo dos chicas y yo leyendo el libro Mujeres que corren con lobos. Eran jóvenes de 18 y de 22 años y para ellas fue un proceso descubrir que muchos escenarios que vivían en lo cotidiano quizás no estaban del todo bien, percibir tanto su posición de mujer en el mundo, en la sociedad. Creo que a una de ellas la fortaleció y le dio mucha garra, mucha potencia para poder creer un poco más en sí misma y poder enfrentarse a cosas que en lo regular no se enfrentaba. 

Hablo de esta experiencia en particular pero creo que es un proceso que ocurre en todos los lectores: cuando realmente encuentran una forma adecuada en la que se sumergen, aprenden, encuentran una forma de empoderamiento, y ese empoderamiento les da seguridad, se dan cuenta que el conocimiento que tengan depende de ellos, que el conocimiento es una herramienta para mejorar en la vida, si lo queremos, o para poder desarrollarse de una manera integral. 


Caminante a orillas del mar en San Quintín. § CARLOS BRAVO

Esto es importante porque creemos que tenemos un oficio, que tenemos una carrera, que tenemos algo a lo que nos dedicamos... y la lectura para muchos implica conocer que sus posibilidades son muy amplias, y que una profesión, un oficio, no nos define, que ellos pueden obtener habilidades o pensamientos diferentes a partir de otros temas, que pueden aprender otras cosas. Eso da mucha fortaleza personal.

La principal actividad del programa era el Círculo de Lectura en el Jardín, y también iniciamos grupos de lectores con jóvenes de un centro de rehabilitación o uno itinerante de lectores adultos mayores. Tuve otros grupos, pero eran más informales. 

Construcción comunitaria del conocimiento 

En el Jardín Botánico hemos editado sobre la biodiversidad de San Quintín. Hemos hecho presentaciones de libros sobre las aves o plantas comestibles, eventos muy relevantes –algunos ni siquiera se realizaron en Ensenada– y la gente que tuvo oportunidad de vivirlos en San Quintín los van a recordar mucho tiempo.

La promoción de ciencia ciudadana llevada por medio del Club de observación de aves invitaba a la población a explorar las áreas naturales. Ahí se generó el libro “Aves del Valle de San Quintín”. Fue emocionante cuando algunas personas vieron fotos suyas en el libro y, para todos, sentirse partícipes de producción científica que se genera en San Quintín.

A casi todas las actividades del jardín se convocaba a los lectores, un grupo muy pequeño de participantes, de colaboradores del Jardín Botánico. Durante las presentaciones se leían fragmentos. Cada año hacíamos una exploración a la Sierra de San Pedro Mártir en la que llevábamos a la comunidad. Íbamos con lecturas de naturaleza para compartirlas alrededor de la fogata. Son experiencias de acercar la lectura de naturaleza acompañadas de una situación emotiva para el lector.

Presentación del libro Aves del Valle de San Quintín. § SUSANA ALFARO

Tocar raíces con otros promotores

A diferencia de otros países –como Colombia, que cuenta con una figura profesional de promotor de lectura–, en México la mayoría de personas dedicadas a la mediación –y todos los participantes del programa federal Salas de Lectura– son personas que donan tiempo y recursos para hacer un trabajo voluntario. A inicios de este año había nueve mediadores inscritos en el programa, incluyendo a Susana, que actualmente forma parte de este programa y ha dejado la Sala de Lectura del Jardín Botánico. Ella conoció el programa a través de los mediadores con los que trabajó durante su labor en el espacio independiente del Jardín, y nos habla del acompañamiento entre promotores, mediadores y entusiastas de la lectura, que considera fundamental. 

Particularmente en San Quintín existen varios grupos de lectura del Programa Nacional de Salas de Lectura pero están enfocados en niños, con literatura diseñada para niños. En el Jardín Botánico mis círculos estaban enfocados en la población adulta.

Al inicio conocí por fuera a otros promotores del programa de Salas, mucho antes de conocer el programa, en eventos o porque de pronto me decían “oye tienes que conocer a esta persona”. Con la Sala de Lectura Colibrí. Con  Martina Rojas y su familia hicimos una amistad muy estrecha y creamos un programa de radio, Península Literaria, que se transmitía por la estación indigenista XEQUN. La Colibrí lo lleva una familia muy muy interesante; son cuatro personas que son músicos, poetas, maestros; son personas que dedican de lleno su vida a la educación y al trabajo comunitario. 

También con otra sala llamada La Bóveda Celeste. Sobre todo nos retroalimentábamos y compartimos mucho. La mediadora es Celeste, una artista plástica que trabaja con niños y ha encontrado la forma de combinar las artes plásticas, el arte en general, con la lectura. 

Otro apoyo fue el de Olga Loya, la directora de la Sala de Lectura El columpio-ICBC. Olga es una gran mediadora de lectura, tiene muchos años trabajando la lectura en San Quintín y fue una gran asesora y es una gran impulsora. En lo personal a mí a veces me daba mucha seguridad contar con su presencia y con su apoyo para poder conocer otras personas… La labor de la lectura no se hace solos.

Círculo de Lectura en el Jardín. § SUSANA ALFARO

La labor de un mediador y de las iniciativas “lectoras” no tiene nada que ver con la idea de “enseñar” (qué leer, qué quiere decir lo que se lee), sino que, como ha contado Susana Alfaro, se trata de ir descubriendo juntos: como cuando caminas con alguien por un sendero.


 


Año de fundación: 2016 





















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