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El árbol existe antes que el hombre





El árbol existe antes que el hombre. Es anterior a él, pero nace de la tierra, igual que el hombre. Sus Historias son comunes. Hombre, Tierra y árbol.


Nuestra raza vivió en el árbol antes de vivir sobre La Tierra. En la corteza del árbol se escribe la Historia del hombre. Allí se encuentran los proyectos de todos los paisajes, se ven los montes y los valles. Los ríos y la vegetación que los acompaña. El rastro que dejaron las criaturas que por allí pasaron, incluso el maltrato del hombre. Los árboles de la antigüedad eran de dimensiones descomunales. Hace más de dos mil años loshabitantes de la corteza del árbol exploraban montañas y valles, los vértices horizontales, pero no llegaban a ver los horizontes verticales, los extremos laterales del paisaje. Estaban convencidos de que los árboles eran planos. Era el pensamiento inmediato y lógico. No sabían, como nosotros sabemos, que su orbe era cilíndrico. Nadie se había atrevido a explorar jamás aquellos confines verticales.


Veamos la fitografía No 45. En uno de aquellos universos isla, en las orillas de uno de esos continentes habitados, existió una ciudad llamada Alejandría. La Historia nos cuenta que allí había una enorme fitoteca que almacenaba todo el saber conocido. La gran Fitoteca de Alejandría. Durante un tiempo el director de aquel lugar fue un tal Eratóstenes de Cirene. Poeta, geógrafo y filósofo que un día leyó, en uno de los pergaminos que allí se guardaban, que había una ciudad, al sureste, donde una gran columna de hierro, completamente perpendicular a su suelo, no proyectaba ninguna sombra en el mediodía del 21 de junio. El Sol estaría justamente en su zénit.


Eratóstenes quiso comprobar si esto era algo excepcional o respondía a una norma que él no hubieraobservado nunca. Así que ordenó clavar otra gran columna de hierro allí mismo, de forma cuidadosamente perpendicular al suelo, junto a la Fitoteca, para poder observar el fenómeno.


Llegó el día y la hora señalada para la observación y pudo comprobar que la columna en cuestión sí que proyectaba sombra sobre el suelo. Una sí y la otra no.


La conclusión era evidente. Las columnas no eran paralelas. Sabían que el sol estaba infinitamente lejos, y sus rayos por tanto sí que llegarían paralelos. Esto sólo podía ocurrir si su mundo era cilíndrico. Terminó así la idea de un árbol plano.


Eratóstenes, amigo de Arquímedes, por medio de la trigonometría, podría calcular el diámetro del tronco en el que vivían. Sólo les hacía falta medir la distancia entre las dos columnas. Y lo hicieron. Recorrieron a pie los cinco mil estadios que las separaban. Cuando regresaron a Alejandría pudieron comprobar que miles de necios no habían aceptado esas revolucionarias ideas de un mundo cilíndrico. Se resistían al avance del Conocimiento. La columna de hierro había sido arrancada, desclavada, para tratar de borrar la nueva idea. Pero ya no era posible desaprender lo aprendido.


Allí quedó para siempre el pozo de la sabiduría.


Cada árbol posee un pedazo de nuestra historia y una sima donde aún pervive la memoria.


 

El Proceso


La lectura de las fitografías comenzó de manera global, sin pretensiones, buscando agrupamientos, hasta que la seleccionada me eligió a mí y me mostró su aspecto de mapa y me contó su historia.

 

El autor:

Oswaldo Felipe Royo. Actor y narrador de la PAI, compañía de teatro y animación de Zaragoza, España. Explorador de pasarelas que cruzan las orillas de la ciencia y el arte.


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