En los entresijos del mundo animal y el mineral,
silentes y solidarios, sin ambición ni bullicio,
allí están.
Recibiendo visitas de colores y adoptando universos:
semblantes del tiempo sin dolor ni duda.
Nunca abreviarán
su impredecible abrir de ojos y de brazos.
Nuestro arte es transitorio.
El de ellos no necesita respuestas.
El proceso:
El encuentro con las fitografías de Nicolás Buenaventura me hizo reflexionar sobre cómo la piel de los árboles es como la piel del tiempo, irreductible a nuestra comprensión, pero afectuosamente abierta para recibir vida. Y pienso que el arte y la literatura se acercan a eso. Así surgió mi poema.
La autora:
Paola Marín es profesora de literatura, arte e historia iberoamericanas en la universidad Cal State LA. Le interesa en especial cómo las imágenes, las palabras y los sonidos nos conforman como seres humanos.
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