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Algo más que azúcar

  • Michèle Petit
  • 11 abr
  • 3 Min. de lectura

"La gente se burla de mí, porque busco algo más en el país que azúcar”. La que escribe estas líneas se llama Anna Maria Sibylla Merian.

Nace en 1647 en una familia de editores e ilustradores. A los trece años ella pinta sus primeras imágenes de plantas e insectos a partir de aquellos que ella captura para observar sus transformaciones. De joven adulta ella publica varios libros, fascinada como está, particularmente por las metamorfosis de las mariposas. En 1690 cambia Ámsterdam por Surinam, en América del sur, embarcando a su hija menor en la aventura. Allí ella recorre los bosques y revisa las tierras, descubre flores, “maravillosos animales”, los estudia, mientras que todos sólo muestran interés por la economía del azúcar (fundada sobre la trata de esclavos). Traerá de América algunas serpientes, un cocodrilo, insectos, conchas y cuadernos de notas llenos de dibujos.


                      Se puso su nombre a un cráter en Venus. Los esclavos que le ayudaron a explorar y descubrir las propiedades medicinales de las especies vegetales locales sólo tenían un nombre que permanecerá ignorado.

                                                                                     


Anna Maria Sibylla Merian. Ilustraciones
Anna Maria Sibylla Merian. Ilustraciones

Mi madre no fue pintora ni naturalista, pero tuvo una alegre caja de crayones y una curiosidad siempre renovada por las mil formas de lo vivo. A sus más de 80 años continuaba tomando cada año los cursos certificados de El Colegio de Francia por el paleontólogo Armand de Ricqles sobre el origen del vuelo animal, el inmenso mundo de los arqueosaurios, la evolución de los pájaros… Nada la entusiasmaba más. Como ella, muchos alumnos de cabello blanco no se perdían una de las lecciones, fueran las que fueran las condiciones del clima. Recientemente, ordenando mi desván, encontré las hojas sobre las que mi madre transfirió sus apuntes, con dibujos que ella reprodujo con un cuidado y placer infinito. 

                                                                                     


Anna Maria Sibylla Merian. Ilustraciones
Anna Maria Sibylla Merian. Ilustraciones


Escribo esto mientras que, a mi lado, Vassiliki transcribe también notas de los seminarios que ha tomado en estos últimos años. Ofrecidos por una arqueóloga, Antoinetta Kallegia, tratan sobre dominios eruditos: en la Grecia antigua, los santuarios dedicados a Asclepios, el dios de la medicina, o los recintos donde se realizaban las consultas a los oráculos. Vassiliki no se contenta sólo con recopiar sus apuntes, los corrige, los completa, dibuja, imprime imágenes que la arqueóloga presentó durante su curso, las dispone sobre páginas que reúne en un libro, ese hermoso objeto.


Notas personales. Foto de Vassiliki
Notas personales. Foto de Vassiliki


Como Maria Sibylla Merian, mi madre o Vassiliki, muchas mujeres y hombres, de todas las edades, se apasionan por cosas muy diferentes de aquellas que podrían llenar sus bolsillos. Los predadores miserables que gobiernan actualmente muchos países solo se interesan en el azúcar de hoy día: titanio, grafito, manganeso, uranio, litio, minerales y tierras raras, para robarlas, sin más, y apropiarse los lugares en que están ocultos, aniquilar a los que viven allí. Al mismo tiempo atacan las investigaciones, empobrecen a los científicos; intentan purgar o destruir su trabajo, empujarlos al exilio.  


                      Quiero creer que no conseguirán jamás matar la curiosidad, la pulsión de conocimiento que nos lleva a detener nuestro paso, maravillarnos y sorprendernos delante de lo que está ahí, y estudiar lo que otros han comprendido para tratar de presentar mejor el mundo a los niños.



Notas personales. Foto de Vassiliki
Notas personales. Foto de Vassiliki

 

Michèle Petit habla ampliamente de lo “esencial inútil” en su libro Somos animales poéticos, editorial Océano Travesía, Colección Ágora, 2023, y recomienda volver siempre a la obra de Graciela Montes, La frontera indómita: en torno a la construcción y defensa del espacio poético, México, FCE, 1999.


 

댓글 1개


michele.petit6
4월 12일

¡Gracias, Jardin Lac ! Subo también dos páginas de notas de mi madre.




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